martes, 30 de julio de 2013

Lo que no se entiende

La obra de Carlos Piera se caracteriza por señalar, por acercarse o por prestar atención de forma rigurosa a “lo que no se entiende” (lo opaco, lo invisible, lo irreductible, lo que nos elude, aquello que resulta incognoscible, lo que no está a disposición del sujeto), ya sea en las cosas, ya sea en la lengua, ya sea en la subjetividad misma. Ello explica, por una lado, el “querer ver”, la contemplación sin subterfugios, la mirada atenta, extrañada, respetuosa (la actitud cognoscitiva cuya primera condición es, como dice Rafael Sánchez Ferlosio, “guardar celosamente las distancias con las cosas y reconocer su inconmovible alteridad”); por otro, la actividad de investigación científica, “la atención a lo gramatical y lingüístico” (y la cercanía con la noción de reading, o “lectura genuinamente analítica”, de Paul de Man [“una lectura rigurosa [...] no es más que la forma literaria de estar atentos”, dice Carlos Piera]), y, también, la preocupación por “la inviabilidad del concepto “yo”” (“la inasequibilidad del yo”), por “lo que en la subjetividad no es en absoluto nuestro”, y la crítica de las nociones de sujeto, de sustancia y de identidad.

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